La curiosidad llevó a Kevin Mitnick, a la edad de 16 años, a verificar el sistema de calificación de su escuela, en California, Estados Unidos. Poco sabía él, que esa decisión alteraría el curso de su vida. Desde el momento en que entró en el sistema de calificación cibernética de su escuela, Kevin Mitnick se convirtió en uno de los hackers más temidos de la historia.
Mientras se burlaba de las autoridades norteamericanas, se autodenominó “el hacker más famoso del mundo” en un artículo de la prensa anglosajona. En 1995, tras engrosar su expediente de violaciones de las redes del FBI y de marcas locales como Motorola y Apple, fue capturado en Carolina del Norte.
A pesar de autodenominarse “adicto a la informática”, permaneció en la cárcel hasta principios del nuevo milenio, cuando fue liberado por un movimiento social bajo el lema “Free Kevin”. En la actualidad, dirige su propia empresa de seguridad y sigue siendo considerado un hacker por muchos.
Kevin y sus hazañas
Durante sus primeros años, el propio Mitnick afirma en su página web que se debió a su “valentía para obtener acceso no autorizado a cierta información confidencial”. Con el tiempo, esta “valentía” creció hasta el punto de dedicarse exclusivamente a ejercer de “hacker”. Los periódicos estadounidenses informaron con cierto temor de sus incursiones en redes estatales y privadas a mediados de la década de 1980.
Se le conocía como el “Chacal Rojo” o “Cóndor”. El FBI informó de que, a la edad de 31 años, fue condenado por las autoridades federales de Los Ángeles por “robar software y piratear redes corporativas”. “En ese momento, fue condenado a un año de cárcel. Después, fue detenido por hackear la compañía telefónica Pacific Bell.
En su página web se informó de que había utilizado “identidades falsas” y huido de ciudad en ciudad para escapar de ella. Las autoridades lo capturaron unos meses después en su casa con 100 códigos de teléfonos móviles clonados, lo que dio inicio a la segunda fase de la fama del hombre.
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Por: Rubén Darío Lozano Gómez
Escritor: Rubén Darío Lozano Gómez